Crónicas de la Esquina Noroeste

miércoles, marzo 31, 2004

Un poco de tele: The Job 

FrankFrank Harrigan: obeso, obsesionado con la comida y firme defensor de la ley del menor esfuerzo (excepto cuando se trata de conseguir algún alimento en particular, o de ayudar al monseñor de la iglesia) tiene un compañero peculiar. TommyTommy Manetti, un tipo que todavía no le cazo bien la vuelta pero obviamente tiene un terrible complejo con su madre, quien no paraba de gritarle, insultarlo y golpearlo. A punto tal que cuando el precinto 21 de la ciudad de Nueva York recibió a una inquilina de similar desparpajo y carácter al de la señora Manetti, Tommy se enamoró de ella de inmediato. Incluso reconoció que la señorita (Connie, rubiecita, flaquita y chiquita) lo conquistó al describirle cómo había enviado al hospital a su novio de 1,90 y 110 kilos. Sí, señor.

RubenRuben Sommariba es un nuevito. Si mete la pata, es por nuevito. Si lo mandan a arrestar a alguien y termina emborrachándose con esa persona, es tan sólo porque encuentra la bondad en el corazón ajeno. Su compañero, nuevito también, es AlAl Rodríguez. Un poco un misterio, ya que la única vez que se escuchó salir un sonido de su boca fue cuando tenía la mandíbula atada con alambres luego de partírsela por accidente contra un mingitorio. Sin embargo, no caben dudas que es el que digita todo dentro del precinto 21. Con esa cara de yo no fui...

JanJan Frendich es madre soltera, tiene pésima suerte con los hombres (la única vez que la vi con uno, resultó ser que le gustaba vestirse de mujer y quería pedirle prestada la ropa) y se pasa el tiempo tratando de sobrevivir entre seis hombres que no pierden ocasión de pedirle explicaciones por todo. Sería la voz de la razón en este grupo de locos, de no ser porque termina siendo cómplice hasta cuando intenta por todos los medios no serlo.

PipTerrence "Pip" Phillips quisiera ser la voz de la razón que Jan no alcanza a ser. Prodiga consejos que nadie quiere escuchar y no deja pasar alguna oportunidad de obtener descuentos (si no obsequios) en comercios, tan sólo por mostrar inescrupulosamente su placa de policía. Casado durante veinticinco años con Adinah, paladín de la virtud, Pip termina durmiendo afuera la mitad de las veces hasta por lo que hace su compañero, que no es ni más ni menos que la cerecita de esta torta.

MikeMike McNeil es un condecorado detective de la ciudad de Nueva York con esposa, dos niños, amante y ganas de salir con Jan, ya que estamos. Tomador y fumador empedernido, tampoco le hace asco a los medicamentos que no le hacen falta (excepto cuando no los tiene) y no teme anteponer sus problemas personales (que, tan sólo intentando mantener a la amante y a la esposa separadas, no le faltan) al trabajo, arrastrando a Pip con él.

Sus tareas incluyen desde mover un cadáver al precinto del lado para ahorrarse el papeleo hasta pasear a la hija del amigo del fiscal general que quiere hacer un trabajo para el colegio, pasando por buscar desesperadamente al perro de Robert De Niro, dejarse estafar por un delincuente o pasarse el día buscando el coche que les robaron.

No entiendo cómo esta serie fue cancelada por bajas mediciones de audiencia. Con sólo 19 capítulos (hagan la cuenta) y hace ya tres meses que nos despertamos todos los días a las cinco y media de la madrugadísima tan sólo para prender la tele y disfrutar de 30 (repetidos y vueltos a repetir) minutos con esta joyita.



Blanca, a las 7:02 a. m.




lunes, marzo 29, 2004

Fajitas y Blogs 

El evento fue organizado por Córdoba Weblogs y la velada resultó muy agradable, considerando que era mi primera experiencia y todas las caras me resultaban entre extrañas y familiares al mismo tiempo.

Los blogs que nos embarcamos fuimos poquitos, considerando la cantidad de cordobeses que encuentro casi sin buscarlos cuando mis días me dejan algunos minutos. Hubo ausencias, claro está, pero fue muy agradable poder asociar algunos rostros y voces con tipografías y diseños de páginas, varios conocidos y otros por conocer: Franco y Sabris+bebé, Osvaldo y Karina, Arturo Moya y Bloguito, Magoo (que plegó el barquito para entretener a Anita Sofía) y, finalmente creo que no olvido a nadie, BlackClouds.

Fui acompañada con por el Ale, Ana Sofía y Astrid, que se sumó sin grandes expectativas excepto salir a orearse un rato después de haber estudiado juntas toda la tarde. Al final, a pesar de confesar haber entendido poco de lo que se habló sobre blogs, se divirtió un montón aunque, llegando el final, se nos dormía sentada, la pobre. Mientras, su sobrina no quería perderse de nada aunque se le cerraban las persianas.

Qué saldrá de esta noche de sábado está por verse, por el momento simplemente me apunto para la próxima. Y, claro, quedo a la expectativa.


Blanca, a las 12:33 a. m.




jueves, marzo 18, 2004

La odisea de la vacuna 

Nunca me había pasado antes. Como vecina de Alta Córdoba por adopción, aprendí cómo llegar y cómo salir de a poco. Al principio sólo conocía dos formas, ahora ya casi puedo llegar a cualquier lugar de la ciudad y volver sin perderme. Sin embargo, junto a Alta Córdoba existe este agujero negro llamado San Martín, cuyos secretos aún me eluden.

En una manzana de San Martín, se encuentra el Hospital Pediátrico del Niño Jesús (mejor conocido como la Casa Cuna) donde Anita ha recibido sus vacunas desde el primer día, de manos del mismo enfermero que conoce su arte como pocos, y que jamás le permitió esbozar siquiera un sonido de protesta.

El recorrido hacia el hospital es aparentemente simple. Urquiza hasta Bedoya, cruzamos las vías y tomamos Brandsen. De ahí, una cuadra a la izquierda y varias a la derecha, para terminar en la avenida Castro Barros, a un costado de la Casa Cuna.

No sé cómo, después de haber ido y vuelto tantas veces, terminamos tan mal. Recuerdo haber llegado hasta Brandsen, doblado a la izquierda y luego a la derecha. Lo que recuerdo, a continuación, es que el Hospital parecía no aparecer nunca. Lo que sí apareció fue la vieja cárcel de San Martín.

Afortunadamente para mí, además de Anita (que no es una testigo confiable) conmigo venía la Tú y me asegura que doblé bien. Supuestamente.

Llegamos al hospital cuarenta minutos después, tan desconcertadas como seguimos hoy, después de haber mirado todos los planos tratando de entender cómo un giro a la izquierda nos llevó a la derecha. La Tierra es redonda, pero no es como para dar la vuelta y llegar por el otro lado en tan poco tiempo.


Blanca, a las 12:09 a. m.




miércoles, marzo 17, 2004

24 obstáculos 

No sé exactamente cuándo fue que me di cuenta de que mis capacidades motrices han dejado de ser normales para entrar en la categoría de diferentes. Y que conste que camino muy bien solita, gracias por preguntar (nada de que preocuparse).

Durante el 2002, en enero primero y en septiembre/octubre después, empujé dos sillas de ruedas donde se sentaron mi viejo y mi vieja, respectivamente. El primero porque se le pinzó un nervio de la columna. La segunda, porque se fisuró la pelvis en un accidente. Durante esos períodos de tiempo, los dos sufrieron las consecuencias de tener capacidades diferentes, aunque tanto ellos como yo sabíamos que no iba a ser para siempre.

De todos modos, tampoco sufrieron tanto. En general se quedaron en sus hogares y salían sólo cuando era necesario para ir al médico, a los fisioterapeutas, etc., siempre contando con el transporte de algún familiar. De la casa al coche, del coche al consultorio, y vuelta por el mismo camino.

Todos los días desde el 17 de diciembre de 2002 empujo un cochecito de bebé, a todos los lugares a donde voy. Y, con lo que me cuesta, entiendo que no puedo siquiera comenzar a entender lo que debe sentir alguien que depende de una silla o medio similar para intentar desenvolverse de forma más o menos normal.

Hoy, sin ir más lejos, regresando a mi casa desde el supermercado más cercano, cansada y cargada, me dediqué a contar los obstáculos que no permitirían el paso de una silla de ruedas con los que me encontré en los quinientos metros de recorrido. Tienen el número en el título. No elegí la ruta más complicada, por el contrario. Incluso me ahorré cinco cortando camino por el medio de una playa de expendio de combustible (J.B. Justo esquina Quevedo, si alguien se pregunta de dónde salen los cinco).

El último lo conté subiendo a la vereda de la esquina. Quedaron dos en el tintero: los escalones para entrar a casa.


Blanca, a las 12:49 a. m.




domingo, marzo 14, 2004

Domingo en la plaza 

Casi siempre vamos en fin de semana aunque, generalmente, más temprano. Hoy llegamos casi a las nueve, de noche ya, y cruzamos Saráchaga escuchando "De buen humor". Ana Sofía dio dos vueltas a la calesita y disfrutó de los fuegos artificiales en brazos de su Belito, algo indecisa entre mirar hacia las luces en el cielo o las más cercanas, reflejadas por los espejos sobre los caballitos que giraban sin cesar, como invitándola a volver y dar una vuelta más.

La plaza siempre está llena de gente, pero esta noche mucha más. Nos encontramos con todo el mundo (casi) y pasamos un rato lindo, extraño por estar fuera de la rutina, para volver a casa dispuestos a cenar. Fuera de hora.

Le debemos el espectáculo al festejo del centenario de La Voz del Interior. Y aquí su reseña de lo sucedido en nuestra plaza de Alta Córdoba.

Me alegra que esta ciudad tenga su primer diario centenario. Pero no quisiera perder la oportunidad de recordar a otros dos, que hace tiempo cerraron sus puertas. Se trata de los diarios Córdoba y del caro a mi corazón de niña, que lo extraña cada domingo en particular, Los Principios.


Blanca, a las 11:28 p. m.




jueves, marzo 11, 2004

El corazón de las tinieblas 

Hace un par de semanas, un par de meses, un par de años, que camino en círculos alrededor de este capítulo. Siempre pensé que ninguna muerte es justa, pero recién ahora he comenzado a sentirlo. Escuché a alguien, alguna vez, diciéndome que después de matar no le había pasado nada. Nada. Y ahí anidaba su angustia: en el hecho de que fuera posible enfrentar al Destino sin ninguna consecuencia posterior. El paso de la Muerte no deja marcas en el rostro, ni tajos en la mirada, ni en el alma. El corazón de las tinieblas es tan oscuro que late bajo una caparazón de eufemismos (...). La mayor parte de las palabras fueron cambiadas: era la única forma de soportar el hedor de este cementerio de tumbas abiertas.

Unos y otros sueñan, pero no porque juegan con la imaginación, sino porque el calor del odio no los deja dormir. El odio está pegado en las sábanas y los cuerpos dan vueltas en la cama: en la vigilia de ojos abiertos todos tienen razón. No importan los medios: todos se sentirán justificados por el fin. Hay quienes dicen que también hubo poesía, y alegría, y ternura, y sacrificada entrega, y es posible. No proponemos contar aquí cuántos demonios hubo; la Tierra está repleta de ángeles caídos. Sí sabemos que disipado el humo, que seco el odio como se seca el sudor, lo único que quedaba fueron muertos.

Muertos atravesados por signos de pregunta.


Porque Jorge Lanata (Argentinos, Tomo 2) lo dijo mejor de lo que lo podría decir yo. Lo más triste es que estos párrafos se refieren a algo completamente distinto y, sin embargo, tan igual...


Blanca, a las 11:14 p. m.




martes, marzo 09, 2004

El "COTO Test" 

Como salido de las páginas de la Cosmo, sólo que terminamos sentados en la góndola del supermercado. Silvia y FrancoG ya han sido irremediablemente relacionados a Danonino y hamburguesas Paty, respectivamente. En cuanto a mí...


What COTO's thing are you?


Eso sí, las preguntas son inentendibles. Para esta servidora, al menos.


Blanca, a las 9:18 p. m.




lunes, marzo 08, 2004

Un deseo para el futuro 

Cuanto el hombre es más salvaje
Trata pior a la mujer;
Yo no sé que pueda haber
Sin ella dicha ni goce:
¡Feliz el que la conoce
Y logra hacerse querer!

Todo el que entiende la vida
Busca a su lao los placeres;
Justo es que las considere
El hombre de corazón;
Sólo los cobardes son
Valientes con sus mujeres.

Pa servir a un desgraciao
Pronta la mujer está;
Cuando en su camino vá
No hay peligro que la asuste;
Ni hay una a quien no le guste
Una obra de caridá.

No se hallará una mujer
A la que esto no le cuadre;
Yo alabo al Eterno Padre,
No porque las hizo bellas,
Sino porque a todas ellas
Les dió corazón de madre.


Así lo dijo José Hernández (1834-1886), en el capítulo V de La Vuelta de Martín Fierro.

Además de esta visión personal de la mujer, que me parece encantadora, encuentro estos versos vigentes, a ciento treinta y pico años de haber sido escritos. Si hoy hay un día, conmemorando una tragedia, en el que se celebran de los derechos adquiridos por las mujeres, es simplemente porque esos logros son tristemente parciales.

Ojalá mi hija llegue a ver el día en el que no sea ya necesario recordar que los derechos humanos de la mujer y de la niña son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales.


Blanca, a las 1:09 p. m.




domingo, marzo 07, 2004

De regreso 

Disfrutamos de unos días a apenas metros del río, con mis suegros (es decir, malcriadas a más no poder) y Juan, dueño de casa y anfitrión extraordinario. Nos acompañó el sol hasta ayer, sábado, cuando el viento sopló del sur, cubriendo el cielo de nubes oscuras. La lluvia, sin embargo, se hizo esperar hasta la noche.

A la 1:30 de la madrugada nos despertó el sonido de fuegos artificiales. Mientras yo estaba convencida de que se trataba de un casamiento, la Tú no. "A lo mejor avisan que viene la creciente." Las palabras exactas para que yo ya no me pudiera dormir, pensando que me la estaba perdiendo.

Esta mañana, sin embargo, el San Antonio estaba prácticamente como siempre, apenas si un poquitín más sonoro que en días pasados. Nos despedimos de Playas de Oro por la tarde, ansiosas por volver a casa y terminar, así, con la paz y tranquilidad de la que debe haber disfrutado el Ale estos días.

Ahora, mientras un partido de fútbol u otro copa la pantalla del televisor, Anita se ríe. Su papá hace magia, desapareciendo una servilleta de papel dentro de su puño cerrado para el exclusivo beneficio de la bebé que dijo "papá" apenas vio aparecer la esquina noroeste desde la ventanilla del coche.

No hay nada como estar de nuevo en casa.


Blanca, a las 7:22 p. m.




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