
Frank Harrigan: obeso, obsesionado con la comida y firme defensor de la ley del menor esfuerzo (excepto cuando se trata de conseguir algún alimento en particular, o de ayudar al monseñor de la iglesia) tiene un compañero peculiar.

Tommy Manetti, un tipo que todavía no le cazo bien la vuelta pero obviamente tiene un terrible complejo con su madre, quien no paraba de gritarle, insultarlo y golpearlo. A punto tal que cuando el precinto 21 de la ciudad de Nueva York recibió a una
inquilina de similar desparpajo y carácter al de la señora Manetti, Tommy se enamoró de ella de inmediato. Incluso reconoció que la señorita (Connie, rubiecita, flaquita y chiquita) lo conquistó al describirle cómo había enviado al hospital a su novio de 1,90 y 110 kilos. Sí, señor.

Ruben Sommariba es un nuevito. Si mete la pata, es por nuevito. Si lo mandan a arrestar a alguien y termina emborrachándose con esa persona, es tan sólo porque encuentra la bondad en el corazón ajeno. Su compañero, nuevito también, es

Al Rodríguez. Un poco un misterio, ya que la única vez que se escuchó salir un sonido de su boca fue cuando tenía la mandíbula atada con alambres luego de partírsela por accidente contra un mingitorio. Sin embargo, no caben dudas que es el que digita todo dentro del precinto 21. Con esa cara de yo no fui...

Jan Frendich es madre soltera, tiene pésima suerte con los hombres (la única vez que la vi con uno, resultó ser que le gustaba vestirse de mujer y quería pedirle prestada la ropa) y se pasa el tiempo tratando de sobrevivir entre seis hombres que no pierden ocasión de pedirle explicaciones por todo. Sería la voz de la razón en este grupo de locos, de no ser porque termina siendo cómplice hasta cuando intenta por todos los medios no serlo.

Terrence "Pip" Phillips quisiera ser la voz de la razón que Jan no alcanza a ser. Prodiga consejos que nadie quiere escuchar y no deja pasar alguna oportunidad de obtener descuentos (si no obsequios) en comercios, tan sólo por mostrar inescrupulosamente su placa de policía. Casado durante veinticinco años con Adinah, paladín de la virtud, Pip termina durmiendo afuera la mitad de las veces hasta por lo que hace su compañero, que no es ni más ni menos que la cerecita de esta torta.

Mike McNeil es un condecorado detective de la ciudad de Nueva York con esposa, dos niños, amante y ganas de salir con Jan, ya que estamos. Tomador y fumador empedernido, tampoco le hace asco a los medicamentos que no le hacen falta (excepto cuando no los tiene) y no teme anteponer sus problemas personales (que, tan sólo intentando mantener a la amante y a la esposa separadas, no le faltan) al trabajo, arrastrando a Pip con él.
Sus tareas incluyen desde mover un cadáver al precinto del lado para ahorrarse el papeleo hasta pasear a la hija del amigo del fiscal general que quiere hacer un trabajo para el colegio, pasando por buscar desesperadamente al perro de Robert De Niro, dejarse estafar por un delincuente o pasarse el día buscando el coche que les robaron.
No entiendo cómo esta serie fue cancelada por bajas mediciones de audiencia. Con sólo 19 capítulos (hagan la cuenta) y hace ya tres meses que nos despertamos todos los días a las cinco y media de la madrugadísima tan sólo para prender la tele y disfrutar de 30 (repetidos y vueltos a repetir) minutos con esta
joyita.