Crónicas de la Esquina Noroeste |
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miércoles, marzo 31, 2004Sus tareas incluyen desde mover un cadáver al precinto del lado para ahorrarse el papeleo hasta pasear a la hija del amigo del fiscal general que quiere hacer un trabajo para el colegio, pasando por buscar desesperadamente al perro de Robert De Niro, dejarse estafar por un delincuente o pasarse el día buscando el coche que les robaron. No entiendo cómo esta serie fue cancelada por bajas mediciones de audiencia. Con sólo 19 capítulos (hagan la cuenta) y hace ya tres meses que nos despertamos todos los días a las cinco y media de la madrugadísima tan sólo para prender la tele y disfrutar de 30 (repetidos y vueltos a repetir) minutos con esta joyita. lunes, marzo 29, 2004Los blogs que nos embarcamos fuimos poquitos, considerando la cantidad de cordobeses que encuentro casi sin buscarlos cuando mis días me dejan algunos minutos. Hubo ausencias, claro está, pero fue muy agradable poder asociar algunos rostros y voces con tipografías y diseños de páginas, varios conocidos y otros por conocer: Franco y Sabris+bebé, Osvaldo y Karina, Arturo Moya y Bloguito, Magoo (que plegó el barquito para entretener a Anita Sofía) y, finalmente creo que no olvido a nadie, BlackClouds. Fui acompañada con por el Ale, Ana Sofía y Astrid, que se sumó sin grandes expectativas excepto salir a orearse un rato después de haber estudiado juntas toda la tarde. Al final, a pesar de confesar haber entendido poco de lo que se habló sobre blogs, se divirtió un montón aunque, llegando el final, se nos dormía sentada, la pobre. Mientras, su sobrina no quería perderse de nada aunque se le cerraban las persianas. Qué saldrá de esta noche de sábado está por verse, por el momento simplemente me apunto para la próxima. Y, claro, quedo a la expectativa. jueves, marzo 18, 2004
Nunca me había pasado antes. Como vecina de Alta Córdoba por adopción, aprendí cómo llegar y cómo salir de a poco. Al principio sólo conocía dos formas, ahora ya casi puedo llegar a cualquier lugar de la ciudad y volver sin perderme. Sin embargo, junto a Alta Córdoba existe este agujero negro llamado San Martín, cuyos secretos aún me eluden. En una manzana de San Martín, se encuentra el Hospital Pediátrico del Niño Jesús (mejor conocido como la Casa Cuna) donde Anita ha recibido sus vacunas desde el primer día, de manos del mismo enfermero que conoce su arte como pocos, y que jamás le permitió esbozar siquiera un sonido de protesta. El recorrido hacia el hospital es aparentemente simple. Urquiza hasta Bedoya, cruzamos las vías y tomamos Brandsen. De ahí, una cuadra a la izquierda y varias a la derecha, para terminar en la avenida Castro Barros, a un costado de la Casa Cuna. No sé cómo, después de haber ido y vuelto tantas veces, terminamos tan mal. Recuerdo haber llegado hasta Brandsen, doblado a la izquierda y luego a la derecha. Lo que recuerdo, a continuación, es que el Hospital parecía no aparecer nunca. Lo que sí apareció fue la vieja cárcel de San Martín. Afortunadamente para mí, además de Anita (que no es una testigo confiable) conmigo venía la Tú y me asegura que doblé bien. Supuestamente. Llegamos al hospital cuarenta minutos después, tan desconcertadas como seguimos hoy, después de haber mirado todos los planos tratando de entender cómo un giro a la izquierda nos llevó a la derecha. La Tierra es redonda, pero no es como para dar la vuelta y llegar por el otro lado en tan poco tiempo. miércoles, marzo 17, 2004
No sé exactamente cuándo fue que me di cuenta de que mis capacidades motrices han dejado de ser normales para entrar en la categoría de diferentes. Y que conste que camino muy bien solita, gracias por preguntar (nada de que preocuparse). Durante el 2002, en enero primero y en septiembre/octubre después, empujé dos sillas de ruedas donde se sentaron mi viejo y mi vieja, respectivamente. El primero porque se le pinzó un nervio de la columna. La segunda, porque se fisuró la pelvis en un accidente. Durante esos períodos de tiempo, los dos sufrieron las consecuencias de tener capacidades diferentes, aunque tanto ellos como yo sabíamos que no iba a ser para siempre. De todos modos, tampoco sufrieron tanto. En general se quedaron en sus hogares y salían sólo cuando era necesario para ir al médico, a los fisioterapeutas, etc., siempre contando con el transporte de algún familiar. De la casa al coche, del coche al consultorio, y vuelta por el mismo camino. Todos los días desde el 17 de diciembre de 2002 empujo un cochecito de bebé, a todos los lugares a donde voy. Y, con lo que me cuesta, entiendo que no puedo siquiera comenzar a entender lo que debe sentir alguien que depende de una silla o medio similar para intentar desenvolverse de forma más o menos normal. Hoy, sin ir más lejos, regresando a mi casa desde el supermercado más cercano, cansada y cargada, me dediqué a contar los obstáculos que no permitirían el paso de una silla de ruedas con los que me encontré en los quinientos metros de recorrido. Tienen el número en el título. No elegí la ruta más complicada, por el contrario. Incluso me ahorré cinco cortando camino por el medio de una playa de expendio de combustible (J.B. Justo esquina Quevedo, si alguien se pregunta de dónde salen los cinco). El último lo conté subiendo a la vereda de la esquina. Quedaron dos en el tintero: los escalones para entrar a casa. domingo, marzo 14, 2004La plaza siempre está llena de gente, pero esta noche mucha más. Nos encontramos con todo el mundo (casi) y pasamos un rato lindo, extraño por estar fuera de la rutina, para volver a casa dispuestos a cenar. Fuera de hora. Le debemos el espectáculo al festejo del centenario de La Voz del Interior. Y aquí su reseña de lo sucedido en nuestra plaza de Alta Córdoba. Me alegra que esta ciudad tenga su primer diario centenario. Pero no quisiera perder la oportunidad de recordar a otros dos, que hace tiempo cerraron sus puertas. Se trata de los diarios Córdoba y del caro a mi corazón de niña, que lo extraña cada domingo en particular, Los Principios. jueves, marzo 11, 2004Unos y otros sueñan, pero no porque juegan con la imaginación, sino porque el calor del odio no los deja dormir. El odio está pegado en las sábanas y los cuerpos dan vueltas en la cama: en la vigilia de ojos abiertos todos tienen razón. No importan los medios: todos se sentirán justificados por el fin. Hay quienes dicen que también hubo poesía, y alegría, y ternura, y sacrificada entrega, y es posible. No proponemos contar aquí cuántos demonios hubo; la Tierra está repleta de ángeles caídos. Sí sabemos que disipado el humo, que seco el odio como se seca el sudor, lo único que quedaba fueron muertos. Muertos atravesados por signos de pregunta. Porque Jorge Lanata (Argentinos, Tomo 2) lo dijo mejor de lo que lo podría decir yo. Lo más triste es que estos párrafos se refieren a algo completamente distinto y, sin embargo, tan igual... martes, marzo 09, 2004
Como salido de las páginas de la Cosmo, sólo que terminamos sentados en la góndola del supermercado. Silvia y FrancoG ya han sido irremediablemente relacionados a Danonino y hamburguesas Paty, respectivamente. En cuanto a mí... What COTO's thing are you? Eso sí, las preguntas son inentendibles. Para esta servidora, al menos. lunes, marzo 08, 2004Trata pior a la mujer; Yo no sé que pueda haber Sin ella dicha ni goce: ¡Feliz el que la conoce Y logra hacerse querer! Todo el que entiende la vida Busca a su lao los placeres; Justo es que las considere El hombre de corazón; Sólo los cobardes son Valientes con sus mujeres. Pa servir a un desgraciao Pronta la mujer está; Cuando en su camino vá No hay peligro que la asuste; Ni hay una a quien no le guste Una obra de caridá. No se hallará una mujer A la que esto no le cuadre; Yo alabo al Eterno Padre, No porque las hizo bellas, Sino porque a todas ellas Les dió corazón de madre. Así lo dijo José Hernández (1834-1886), en el capítulo V de La Vuelta de Martín Fierro. Además de esta visión personal de la mujer, que me parece encantadora, encuentro estos versos vigentes, a ciento treinta y pico años de haber sido escritos. Si hoy hay un día, conmemorando una tragedia, en el que se celebran de los derechos adquiridos por las mujeres, es simplemente porque esos logros son tristemente parciales. Ojalá mi hija llegue a ver el día en el que no sea ya necesario recordar que los derechos humanos de la mujer y de la niña son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales. domingo, marzo 07, 2004
Disfrutamos de unos días a apenas metros del río, con mis suegros (es decir, malcriadas a más no poder) y Juan, dueño de casa y anfitrión extraordinario. Nos acompañó el sol hasta ayer, sábado, cuando el viento sopló del sur, cubriendo el cielo de nubes oscuras. La lluvia, sin embargo, se hizo esperar hasta la noche. A la 1:30 de la madrugada nos despertó el sonido de fuegos artificiales. Mientras yo estaba convencida de que se trataba de un casamiento, la Tú no. "A lo mejor avisan que viene la creciente." Las palabras exactas para que yo ya no me pudiera dormir, pensando que me la estaba perdiendo. Esta mañana, sin embargo, el San Antonio estaba prácticamente como siempre, apenas si un poquitín más sonoro que en días pasados. Nos despedimos de Playas de Oro por la tarde, ansiosas por volver a casa y terminar, así, con la paz y tranquilidad de la que debe haber disfrutado el Ale estos días. Ahora, mientras un partido de fútbol u otro copa la pantalla del televisor, Anita se ríe. Su papá hace magia, desapareciendo una servilleta de papel dentro de su puño cerrado para el exclusivo beneficio de la bebé que dijo "papá" apenas vio aparecer la esquina noroeste desde la ventanilla del coche. No hay nada como estar de nuevo en casa. |
diario de un ama de casa con inquietudes tu pasaje a otro lugar Arte Digital archivos de la esquina 2003/04 - 2003/05 - 2003/10 - 2003/11 - 2003/12 - 2004/01 - 2004/02 - 2004/03 - 2004/04 - 2004/05 - 2004/06 - 2004/07 - 2004/08 - 2004/09 - 2004/10 - 2004/12 - 2005/04 - 2005/05 - 2005/06 - 2005/07 - 2005/08 - 2005/10 - diseño original de lonelyger |
Visite Córdoba, pero no haga ruido a la siesta |