Crónicas de la Esquina Noroeste |
|
lunes, octubre 27, 2003
Anét entró en el mundo del fútbol por la puerta grande. Abelo le compró, con gran placer, una pelota Nº 5. Sé que la que empezó con todo esto fui yo; mis pedidos para la niña fueron siempre pelotas, autitos y pistolas. Simplemente no quiero que sea como yo, que siempre deseé esos juguetes y me tuve que conformar con muñecas, ropita para las muñecas, casitas para las muñecas... y reconozco también la gran influencia que en mi infacia tuvieron los entrañables RASTI. No todo son quejas. Los autitos y las armas aún están por verse, pero la pelota está aquí y es una realidad. Es increíble cómo se ríe cuando la tengo en brazos y la balanceo sobre la pelota, a la altura justa para que sus piecitos la golpeen hacia algún lugar. Creo que nunca la escuché reírse tanto!! Sin embargo, la llegada del esférico no trajo sólo alegría: le da miedo cuando ella está en el suelo. Miedo con llanto y todo. Pero, de a poco, se están haciendo amigos más allá del ambiente controlado de los brazos de un adulto. Cada tanto se le acerca y se estira como para tocarlo, para retraer la mano como si el cuero (o plástico... qué sé yo de qué está hecho eso!) quemara. Finalmente, si se anima a tocarlo, se aleja gateando a toda velocidad para darse vuelta a mirarlo, con una sonrisa pícara en la boca, al metro y medio de distancia. Como si le dijera "A que no me agarras!" Y yo, inocente de mí, que creía que las pelotas eran para jugar al fútbol... |
diario de un ama de casa con inquietudes tu pasaje a otro lugar Arte Digital archivos de la esquina 2003/04 - 2003/05 - 2003/10 - 2003/11 - 2003/12 - 2004/01 - 2004/02 - 2004/03 - 2004/04 - 2004/05 - 2004/06 - 2004/07 - 2004/08 - 2004/09 - 2004/10 - 2004/12 - 2005/04 - 2005/05 - 2005/06 - 2005/07 - 2005/08 - 2005/10 - diseño original de lonelyger |
Visite Córdoba, pero no haga ruido a la siesta |